Analizando restos sepulcrales, osarios, del siglo I d.C., surge la posibilidad de identificar posible signos o símbolos que hubieran pertenecido al cristianismo inicial.
Teniendo en cuenta que el hoy conocido símbolo de la cruz no fue representativo de la cristiandad hasta el siglo IV d.C., tampoco lo fue el rostro del propio Cristo pues éste se desarrolló de acuerdo a los distintos canones estéticos de la época. Inicialmente Cristo era un joven imberbe cuyo retrato se confundía con el generalizado motivo del “Buen Pastor”, que tenía una amplia difusión pagana.
De hecho, estamos sin duda alguna ante un sepulcro cristiano si encontramos el símbolo del pez: ichthys" iniciales de las palabras Iesous Christos Theou Uios Soter (Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador). Otros símbolos serían el ancla, la nave o barco, etc., todos representados con generosidad en las distintas catacumbas en y próximas a la ciudad de Roma, desde finales del II d.C. y comienzos del siglo III.
¿Y antes? ¿Cómo se distinguía un cristiano de un judío o de un pagano?
Como grupo originariamente escindido del judaísmo vale la pregunta de que podía haber tenido algún símbolo o rasgo identificador que quizás hubiera podido salvarse y rescatarse a través de la arqueología.
En la zona al oeste de Talpiot en Israel, se han encontrado varias tumbas, muchas de ellas controversiales como la llamada tumba de Jesús, la de Jacobo, hermano de Jesús y otras. Sean estas personajes Jesús o Jacobo, pues eran nombres extremadamente comunes para el primer siglo de nuestra era, lo más importante es que se cuenta con un importante bagaje de
osarios que era la forma en que se disponían los difuntos en ese entonces.
Hay un elemento perturbador que los identifica entre si pero no con otros osarios de la misma zona o de otras regiones de Israel: presentan marcas en un lateral, signos distintivos, más allá de las palabras que en ellos están inscriptas.
Teniendo en cuenta que el hoy conocido símbolo de la cruz no fue representativo de la cristiandad hasta el siglo IV d.C., tampoco lo fue el rostro del propio Cristo pues éste se desarrolló de acuerdo a los distintos canones estéticos de la época. Inicialmente Cristo era un joven imberbe cuyo retrato se confundía con el generalizado motivo del “Buen Pastor”, que tenía una amplia difusión pagana.
De hecho, estamos sin duda alguna ante un sepulcro cristiano si encontramos el símbolo del pez: ichthys" iniciales de las palabras Iesous Christos Theou Uios Soter (Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador). Otros símbolos serían el ancla, la nave o barco, etc., todos representados con generosidad en las distintas catacumbas en y próximas a la ciudad de Roma, desde finales del II d.C. y comienzos del siglo III.
¿Y antes? ¿Cómo se distinguía un cristiano de un judío o de un pagano?
Como grupo originariamente escindido del judaísmo vale la pregunta de que podía haber tenido algún símbolo o rasgo identificador que quizás hubiera podido salvarse y rescatarse a través de la arqueología.
En la zona al oeste de Talpiot en Israel, se han encontrado varias tumbas, muchas de ellas controversiales como la llamada tumba de Jesús, la de Jacobo, hermano de Jesús y otras. Sean estas personajes Jesús o Jacobo, pues eran nombres extremadamente comunes para el primer siglo de nuestra era, lo más importante es que se cuenta con un importante bagaje de
osarios que era la forma en que se disponían los difuntos en ese entonces.
Hay un elemento perturbador que los identifica entre si pero no con otros osarios de la misma zona o de otras regiones de Israel: presentan marcas en un lateral, signos distintivos, más allá de las palabras que en ellos están inscriptas.
En términos generales son un punto dentro de un círculo, y también un punto dentro de un triangulo abierto en uno de sus lados: no hay otros sepulcros u osarios de esa misma época (siglo I d.C.) que presenten estas características.
¿Serán estás las primeras marcas del cristianismo? ¿Será esta la manera en que los cristianos primigenios buscaban distinguirse del resto de la población judía?
El interrogante queda abierto: prolongado y complejo será el desarrollo que lleve a estos cristianos por todo el imperio romano, indicando su presencia con otros símbolos hasta llegar (en época de persecución) al característico pez. Nuevas investigaciones podrían verificar, entonces, nuestra hipótesis.